Como os comenté en otro post, la disciplina positiva a simple vista parece muy difícil de aplicar, peeeero no es así. Para ponerla en práctica, nos podemos valer de herramientas como la que te cuento hoy, el tiempo fuera positivo.
Establezcamos primero que el tiempo fuera positivo vale tanto para niños como para adultos. ¿O es que cuando nos sale la Khaleesi que llevamos dentro no nos viene bien calmarnos? Todo el mundo sabe que cuando estás enfadado dices y haces cosas que muchas veces ni sientes ni quieres. ¿Sabes por qué? Te lo explico como siempre, a lo dramamother, ponte en situación:
Tienes prisa porque llegas tarde (podrías irte sin peinar, pero tal vez llegar a la oficina con los pelos estilo Tarzán como que no ayuda). Y aquí tu dragón no quiere vestirse, no quiere peinarse, no quiere desayunar, no quiere montarse en el coche.
Este estímulo sensorial (AKA tu dragoncito no haciendo ni p*** caso y el reloj que va pasando minutos) va directamente a una parte de nuestro cerebro llamado sistema límbico, el cerebro emocional. Este interpreta el estímulo y genera una emoción (en nuestro caso, un cabreo del quince). Esta emoción negativa (es decir, que estás más cabreada que un Gremling recién bautizado) provoca una hiperestimulación del sistema límbico, que envía la información al tronco cerebral, que es el llamado cerebro animal o instintivo, que es el que hacer que mandes todo a tomar por c***, pegues 4 voces y Dracarys a troche y moche.
Sin embargo, cuando las emociones son positivas, el sistema límbico se relaja y deja que la información sensorial fluya hacia el neocórtex, que es la parte del cerebro encargada de “razonar” y donde se produce el aprendizaje.
¿Veis por donde van ya los tiros? Tranquilizarnos, calmarnos, nos permite acceder a nuestro neocórtex y a no reaccionar instintivamente. Bueno, pues aquí entra en acción el tiempo fuera positivo.
Supongo que alguna vez habrás oído hablar del rincón de pensar ¿no? Vale, pues el tiempo fuera positivo no es mandar al niño a pensar, ni en plan castigo. El tiempo fuera positivo es un tiempo que usamos todos, para respirar profundamente, deshacernos del enfado y enfocarnos en resolver el problema desde la tranquilidad y la razón. (Qué bonito me ha quedado)
¿Cómo lo aplicamos?
Para aplicarlo, construiremos un espacio con el peque donde pueda acudir cuando necesite calmarse. Podéis poner cuentos, cojines, peluches, y cualquier objeto que le ayude a volver a la calma. Es importante que se involucre en la construcción del espacio, que lo haga suyo, y que le guste.
Las “reglas” para usar el tiempo fuera positivo son la mar de sencillas (en serio, esta vez de verdad que son fáciles)
- Nunca, jamás, se obliga a ir al niño al tiempo fuera positivo. Lo sugerimos, los acompañamos, los invitamos, pero nunca obligamos. No es un sitio para reflexionar sobre lo que se ha hecho mal (cosa que nunca sucede por cierto, te entretienes con las moscas, o piensas en lo injusto de la vida o en cientoveintemil cosas más, ninguna de las cuáles es: oh qué malo he sido)
- El objetivo es que se sienta mejor, no peor. No es un castigo (nada de ¡Vete al rincón! ni derivados), no consiste en humillarles ni hacerles sufrir.
- Para poder aplicarlo, el niño tiene que entender que el cerebro cuando se enfada se vuelve un poco locatis y no funciona, y que cuando se calme y tranquilice, volverá a funcionar. Esto se da en torno a los 3-4 años.
- No intentes que funcione de la noche a la mañana. Hace falta un tiempo para que vaya funcionando.
- Una vez esté todo el mundo tranquilo, seguid buscando una solución al problema o situación que inició el conflicto.
¡Y esto es todo amigos! Es una herramienta que puede resultar muy útil para no enredarse en peleas, luchas de poder y venganzas variadas. ¿Has usado alguna vez esta herramienta? ¿Te parece útil?
