Pues si no teníamos suficiente con las crisis de lactancia, llegan las maravillosas crisis de desarrollo, también llamadas falsas crisis de lactancia (porque sí, también afectan a la teta, valen pá todo)
Os pongo en situación: Acabas de pasar la crisis de los tres meses, y respiras aliviada. Tu bebé te va a dar un respiro ahora, y pasaréis una etapa tranquila y calmada. JA, JA, JA. Prepárate.

La primera crisis de desarrollo se da en torno a los 4 meses. Si tienes la suerte de que tu bebé dormía varias horas seguidas, Sayonara baby. Durante la crisis de los 4 meses, empezará a despertarse varias veces durante la noche (de 2 a infinitas, aproximadamente) y en todas y cada una pedirá teta.

¿Por quéeeeeeeeee? Como dramamother, te vuelves majareta buscando causas: ¿le duele la barriga? ¿le están saliendo los dientes? ¿me quedo sin leche por las noches? (spoiler de nuevo: que no, que la leche no se va a ninguna parte, ni se corta, ni desaparece ni se evapora).
¿Y entonces? ¿Qué c*** pasa? Pues sorprendentemente, no tiene ná que ver con la teta. A los 4 meses, los bebés incorporan nuevas fases de sueño que antes no tenían. Esto hace que aumenten los despertares, ya que están más tiempo en etapa de sueño ligero. Para volver a conciliar el sueño, piden lo que más les calma y tranquiliza: el pecho.
La siguiente crisis llega en torno a los 8 meses (no es exacto, puede ser antes o después). Si la de los 4 meses era principalmente de sueño, ahora afecta a cualquier ámbito. También es conocida como “angustia o ansiedad por separación”.
Con ese nombre, ya te puedes imaginar que es muerte y destrucción. Los bebés empiezan a llorar como si le estuvieran arrancando un brazo cuando te pierden de vista, aunque solo vayas al baño (sí, lo de ir al baño con compañía es un hábito que ha llegado para quedarse, lo siento) y por la noche se despiertan llorando desconsolados, nerviosos y muy demandantes de pecho.
A esto le sumas tu madre, el suegro, la vecina del quinto, el panadero, la cajera del supermercado y tó Dios diciéndote toda la variedad de frases que incluyan las palabras “mamitis”, “enmadrado”, “independencia” o “destete”.
Pues resulta que no es nada de eso (oh sorpresa). A esta edad, los bebés empiezan a entender que son un ser independiente de su madre, que no son una sola persona y empiezan a crear su identidad. Esto les provoca miedo y angustia, y al vernos desaparecer, creen que nos van a perder para siempre. Por la noche, despiertan asustados y la mejor manera de asegurarse que no les abandonamos, es engancharse al pecho.
Y hasta aquí las crisis “de libro”. Puntualmente pueden tener brotes de crecimiento, que se suelen resolver en un par de días. ¿Conocías las crisis? ¿Has vivido alguna?
