Disciplina Positiva para dummies

Tal vez hayáis escuchado hablar por ahí de la disciplina positiva, una metodología inspirada en las ideas de Adler e impulsada por Jane Nelsen. Esto que suena tan chupiguay es básicamente educar y criar a los hijos desde una perspectiva respetuosa, cariñosa y amable, evitando chantajes, castigos, humillaciones, etc.

Dicho así, suena maravilloso, ¿verdad? Pues que sepáis que es difícil que te cagas. Ejemplo sencillo: Va la dramática mayor y monta una zapatiesta del copón porque el vaso de leche estaba un grado por encima de lo deseado, y acaba tirando el vaso. La Daenerys de Juego de Tronos en modo Dracarys se queda corta a mi lado.

Vale, pues no, olvídalo. La disciplina positiva promueve el enfoque en soluciones. Es decir, que lo suyo es respirar hondo, y buscar una solución junto con el peque. O sea, que lo difícil de verdad es controlar al dragón furioso que llevas dentro, más que la disciplina positiva. Así que después de controlar los instintos asesinos, te diriges al niño y le dices: Vaya, se te ha caído la leche. ¿Vamos a coger un trapo y lo recogemos juntos?

Fu** yeah, soy la ama de la Disciplina Positiva.

No, ahora en serio, que de verdad que funciona (casi) siempre. El mantra es sencillo: firme y amable, firme y amable, firme y amable. Sin latigazos en la espalda cuando mandas la Disciplina Positiva al carajo ¿eh? Que lo de estar zen 24/7 es utópico a más no poder.

Los fundamentos de la Disciplina Positiva son fáciles:

  1. Amable pero firme. Sencillo: ni esto es el ejército, ni todo súper flower power. Un término medio, por favó. Yo a veces me paso de sargento de hierro y otras veces todo son unicornios y florecitas, que tengo a las niñas locas, a ver si se encuentran a Dr. Jekyll o Mr. Hyde. Oye, se hace lo que se puede.
  2. Ayuda a los niños a sentirse importantes. Los niños quieren conectar con sus personas de referencia, sentirse tenidos en cuenta e importantes. Los pobres, que los llevamos siempre con un petardo metido en el culo: ponte los zapatos, vístete, recoge los juguetes, ya lo hago todo yo, que eres muy lento… y al final desconectan, se sienten poca cosa, que no les hacemos caso…
  3. Es eficaz a largo plazo. Aún no lo he comprobado, pero oye, a mí hay veces que me parece que funciona. Al menos me pongo en modo Dracarys menos, eso ya es un paso ¿no?
  4. Enseña habilidades para la vida. Desde luego, autocontrol desarrollas que da gusto, niños y adultos. Respeto, responsabilidad, colaboración, tó lo que te diga es poco.
  5. Ayuda a que los niños desarrollen sus capacidades. Se sienten libres, válidos, capaces, independientes, con buena autoestima… ¿Quién no quiere eso para sus cachorros?

Para conseguir esto que parece tan sencillo, la Disciplina Positiva nos da un montonazo de herramientas para ir sorteando los retos que la crianza va ofreciendo. Peeeero como hay que crear un poco de hype, y también que si sigo escribiendo me va a quedar un post estilo Biblia, os lo cuento (junto con mi experiencia) en próximos posts.

PD: Os dejo link al libro de Jane Nelsen Cómo criar con firmeza y cariño, que este sí que es la Biblia de la Disciplina Positiva. Como sabréis, es link afiliado, si lo compráis por aquí, yo me llevo unos centimillos y vosotros una motherofdramas agradecidísima.

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Luisa Racero

Luisa Racero

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