Ya te digo yo que sobrevives. Vamos, que tiras como puedes. Y que si no se te mata ningún niño, ya puedes sentirte orgullosa. La bimaternidad es jodida. Que sí, que muy bonito todo, que te mueres de amor cuando los ves juntos, y que tu vecina Juani tiene tres y miraquémonosloslleva.
Luego miras a los tuyos: la mayor lleva un pijama desconjuntado, un agujero en el bolsillo, el pelo NidodePájaros Style, y no sabes dónde se ha quitado los calcetines. Y luego miras a la pequeña, que tiene el pelo mojado (¿lametazos de perro?), un pijama que fue blanco en algún momento, y la cara con una bonita mezcla de lo que parece ser mocos y tierra de maceta.
O sea, a ver, que la Juani los lleva monísimos. Todos peinaditos, conjuntados, los lazos a juego. JUANI, CUÉNTAME EL SECRETO JAPUTI. Que a mí me cuesta encontrar la pareja de los calcetines, ya ni te digo lazos (bueno lazos, ni que las drama queens de mis hijas se estuvieran quietas como para ponerles un lacito.)
Nada, que sí, que la bimaternidad es preciosa. Ladies and gentlemen, que lo precioso es dormir 8 horas sin despertarte 30 veces: agua, pipí, teta, me pica el pie, más agua, ya no hay agua, me he tapado mucho, caca, me has tapado poco, tengo calor, más teta, tengo frío, apriétame las coletas (sí, como le gusten mucho las coletas de ese día duerme con coletas, no voy a ser yo la que se enfrente a la furia exterminadora). Que las ojeras de Sr. Padre y las mías se hacen un saludito molón cuando nos cruzamos por el pasillo. Que me voy a tener que untar el corrector de ojeras con espátula. Precioso todo, hoygan.
Y cuando te preguntan por el tercero… Señora, qué tercero ni qué … ¿Qué, por si no nos ha quedado claro que nuestra genética combinada da como resultado algo más parecido al muñeco de Chuky harto de pastillas? Que tengo el cerebro en encefalograma plano, un poquito de piedad. Señora, que la mayor anda pegando saltos por el sofá cantando (gritando) YO SOY VAIANA a toda leche desde las 6 de la mañana.
Que parece que va puesta de todas las drogas estimulantes del mundo y solo se ha tomado un vaso de leche. Señora, que la pequeña le ha pegado un bocado a los cables del brasero, se ha comido las esquinas de los libros de la Thermomix y me ha vomitado tres veces en el sofá, y luego se ha rebozado por el vómito cual croqueta.
Que el Sr. Padre tiene cervicalgias por estrés, yo me quedo dormida con el móvil en la mano al más puro estilo mi padre y cenamos pizzas porque «yo ahora no me pongo a cocinar ni jartadevino».
Y en eso estás, metiendo pizzas en el horno, cuando de repente te das cuenta de que se ha hecho el silencio. Me cago en tó, ya se han matado seguro. No hay nada peor que el silencio. Y te asomas al salón, temiendo el desastre y te las encuentras en la alfombra muertas de risa. Y te miran, y te sonríen, y se les iluminan los ojos, la boca, la cara. Y a ti se te ilumina el alma.
Ay, qué bonita es la bimaternidad.
