Y anduvimos… yo que sé, bastante rato. Contracciones 0. Intenté no pensar en nada y a duras penas lo fui consiguiendo. Eran aproximadamente las 13:30h.
Al poco, sobre las 14:00h, llegaron mis padres y mis hermanos con mi niña mayor. Ay, qué falta me hacía abrazarla. Nos fuimos a comer, y Valentina pidió teta un rato. No sé si fue la Hamilton, el paseo, el relajarme o el dar pecho (probablemente un poco de todo), pero, a mitad de la comida, primera contracción intensa.Conforme iba avanzando la comida, las contracciones van siendo más regulares y pican bastante, aunque siguen siendo espaciadas.
Alrededor de las 15:30 nos fuimos del restaurante y seguimos andando, en dirección a la plaza principal del pueblo. Más solos que la una, claro, en plena siesta.A las 16:00 aproximadamente, las contracciones iban subiendo de intensidad. Mi marido empezó a controlar los tiempos. Cada 5-6 minutos hacían su aparición. Las voy pasando colgada de mi marido, apoyándome en la pared o en los bancos y rotando las caderas. Respiración consciente, tal como nos ha enseñado Alfonsi en las clases. Enfrente, mis hermanas y mi hija se inventan coreografías y bailan como locas. Son las 16:25. Ejemplo gráfico aquí:
La frecuencia de las contracciones iba en aumento. Ahora venían cada 3-4 min. De repente, sentí la necesidad de cambiar de sitio y de hacer pis. Le dije a mi madre que le preguntara a mi tía si podíamos ir a su casa y para allá que nos fuimos. Menos mal que está muy cerca.Las contracciones empezaron a no darme tregua. Aumentaron la frecuencia a 2-3 min. De camino, empecé a no poder controlar los quejidos de dolor y me daba igual. Esto iba en serio.
Llegamos a casa de mi tía y fui al baño. En cuanto me senté, me entraron ganas de empujar. No puede ser, pensé. Por si acaso le digo a mi marido que nos vamos para el hospital. Salimos de casa de mis tíos y de repente aumentó la frecuencia. Las contracciones me dejaban clavada en el suelo, he perdido el control. El camino hacia el coche (que se recorre en 5 min) se convirtió en un camino de 17 minutos. Ya me daba igual todo, entré en el planeta parto. Iba sorteando el dolor, pero no era capaz. Le decía a mi marido que no podía. Llantos y gritos y mis «no puedo». Llegamos al coche a las 16:50.
Sorprendentemente, las contracciones me dieron un respiro. El fantasma de «se me paran las contracciones» vuelve a aparecer. «Joder (con perdón) con lo que me está doliendo esto, como no termine de dilatar, me M-U-E-R-O»A las 17 horas, entramos por la puerta del hospital. En triaje me pidieron que me sentara para que me tomaran la tensión. SÍ, HOMBRE Y QUE MÁS.Me pasaron a paritorios.
Las contracciones estaban muy espaciadas, no me lo podía creer. No nos hicieron esperar mucho y nos pasaron a la sala de exploración. Iba temblando. Ya sabían quién era (la gine de la mañana les informó) y me dijeron que me estaban esperando. En el potro mi único pensamiento era :»Por favor, que esté ya de 6-7 cm, que no voy a poder más».
17:14h. La ginecóloga terminó la exploración. Estaba en completa. Me puse a llorar mientras me quitaba la ropa. Volvieron las contracciones a toda mecha. Volví a mi planeta. Fuimos a paritorios, mientras le soltaba una retahíla sin sentido a mi marido sobre las gafas (las llevaba rotas de una patilla). Quería empujar, necesitaba empujar. La matrona me ofreció la postura que quisiera. El cuerpo me pedía en cuclillas, pero estaba taaaan cansada que pedí la cama articulada, para parir sentada, las piernas no me aguantaban más.
Primer pujo, acompañado de un grito. La matrona me animaba a empujar hacia abajo no a arquearme. Seguí su consejo y sentí a la bebé bajar.Sin saber muy bien de donde venía, escuché que me iba a romper la bolsa. No sé muy bien por qué, pera ya no fui capaz de preguntar ni de oponerme, las contracciones arrasaban con todo. Me rompió la bolsa en plena contracción y la niña bajó de golpe. ¡DUELE! Mi grito se debió escuchar en China al menos. Creo que fue el momento más doloroso.
«Le veo la cabeza» dijo la matrona. Le pregunté a mi marido si era verdad, porque no me lo creía. Siguiente pujo y salió la cabeza de mi niña, con el puño levantado, guerrera como su hermana. Otro pujo más y rotaron los hombros y corrieron mis brazos solos a sacarla, y ponérmela al otro lado de la piel.

17:25h: La aventura continúa.
Pd: Me cosieron un solo punto. A las 24 horas estábamos saliendo por la puerta del hospital.